6 refranes mexicanos sobre el caballo

Gran parte del refranero mexicano refleja los más importantes rasgos de la mentalidad ranchera en donde tiene su origen.

La tradición paremiológica mexicana, es heredera de las tradiciones paremiológicas hispánicas y su principal vertiente es la que podemos llamar «ranchera», que refleja la mentalidad criolla.

El Caballo en el refranero mexicano

Nada raro, que por una parte su argumentar este basado en ejemplos didácticos tomados de la vida real y que, por otra, las comparaciones en que se fijan tengan como referentes las cosas y los seres más inmediatos de la vida cotidiana ranchera, como es el caso del caballo.

Por lo general, predomina en el refranero mexicano lo que Herón Pérez denomina estructura semiótica según la cual las realidades de la vida cotidiana funcionan como falsas apariencias que, según el propio refranero, apuntan hacia las verdaderas realidades bajo un tópico que parecería decir ya que “las apariencias siempre engañan” o simplemente que “el león no es como lo pintan”.

Así funcionan todas las semióticas que conforman el refranero. El ámbito de la charrería nos ha dejado una especie de sabiduría relacionada con los caballos.

6 refranes rancheros de caballos

Hemos seleccionado 6 refranes de origen mexicano que tienen como protagonista el Caballo.

Hombre jugador y caballo corredor, pierden muy pronto el honor

Refrán popular proveniente de las pugnas interétnicas del siglo XIX, probablemente, que pone en el mismo nivel al indio, al pájaro y al conejo de los que aconseja no tenerlos en casa ni de viejos. El objeto del refrán es obviamente el indio: el pájaro y el conejo entran sólo por necesidad de la rima consonante que hay entre sus hemistiquios. Variantes: «indio, pájaro y conejo, mudarle el pellejo», «de indio, pájaro y conejo, ni el pellejo», «indio, pájaro y conejo, no conocen gratitud».

Hombre jugador y caballo corredor, pierden muy pronto el honor
Hombre jugador y caballo corredor, pierden muy pronto el honor

El que presta la mujer para bailar o el caballo para torear, no tiene que reclamar

El refranero mexicano enfatiza que para un hombre hay cosas que no se prestan: el caballo, el rifle y, desde luego, la mujer, que forma parte del ajuar del ranchero como las otras.

Si contraviene esta regla fundamental, no tiene nada que reclamar después.

El que presta la mujer para bailar o el caballo para torear, no tiene que reclamar
El que presta la mujer para bailar o el caballo para torear, no tiene que reclamar

Dios nos libre de un rayo, o un gachupín a caballo

Un refrán más tardío substituyó al gachupín por un pendejo: «líbreme Dios de un rayo, de un burro en el mes de mayo y de un pendejo a caballo» o bien «líbreme Dios de una centella o rayo, de un burro en el mes de mayo y de un pendejo a caballo».

El gachupín, quedó consignado como individuo voraz, avaro, explotador y otros rasgos más. Ya al despuntar el siglo XVII, en todo caso, hay muestras de un filón de sátira literaria que toma como tema el asunto del gachupín. 

Dios nos libre de un rayo, o un gachupín a caballo
Dios nos libre de un rayo, o un gachupín a caballo

Caballo mal arrendado, ni regalado

Significa, «que el caballo que tiene mala boca; que no obedece bien la rienda, no debe admitirse ni aún cuando sea regalado, por ser muy peligroso». 

Arrendar seria en este caso «atar por las riendas un caballo para dirigirlo, como en el sentido de enseñar al caballo a que obedezca a la rienda».

caballo mal arrendado, ni regalado
caballo mal arrendado, ni regalado

Caballo cola parada, no es bueno para la charreada

Dice lo que enuncia, la forma correcta en el argot popular sería «caballo cola parada, no es bueno p’a la charreada».

caballo cola parada, no es bueno para la charreada
caballo cola parada, no es bueno para la charreada

El que al enfrenar un caballo no le arregla el copete, o es sacristán o es alcahuete

Las relaciones de un sacristán con un alcahuete, aunque en la vida real puedan ser muchas, no son evidentes en el oficio de cada quien. En una de sus acepciones la palabra «sacristán» significa «persona pícara o astuta» que está muy cerca del «alcahuete».

Nuevamente el Caballo aparece como protagonista de la sentencia.

El que al enfrenar un caballo no le arregla el copete, o es sacristán o es alcahuete
El que al enfrenar un caballo no le arregla el copete, o es sacristán o es alcahuete

Deja un comentario